Abogados de víctimas de desaparición forzada -caso Palacio de Justicia- rechazan las indebidas presiones del alto mando militar a los Jueces de la República. “Estas manifestaciones constituyen una indebida presión al Tribunal Superior de Bogotá, y un franco debilitamiento del Estado de Derecho, pues evidencia una injerencia del Ejecutivo en las actuaciones de la Rama Judicial. Las expresiones del General Navas afectan la libertad y autonomía con que debe actuar la Justicia frente a casos de graves violaciones a los derechos humanos”, indican los juristas.
Después de tres días de deliberaciones en Buenos Aires, los participantes al encuentro Haciendo Paz en Colombia presentan las siguientes conclusiones a la opinión pública:
En el marco de su labor de defensa de los derechos humanos, apoderó a nivel nacional e internacional a cinco grupos de personas que se identificaron como familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada y desplazamiento forzado en los hechos ocurridos entre el 15 y 20 de julio de 1997, conocidos como la Masacre de Mapiripán. Entre las víctimas apoderadas se encuentra la señora Mariela Contreras y su familia, quien fue reconocida igualmente como víctima en las instancias nacionales, con posterioridad a que rindiera declaración ante la Fiscalía General de la Nación.
Bogotá (Colombia), 16 de diciembre de 2011. Pese a la existencia de suficiente material probatorio que señala la responsabilidad penal de IVAN RAMÍREZ QUINTERO, GUSTAVO AREVALO MORENO y FERNANDO BLANCO GÓMEZ, por las desaparición forzada de once personas en los hechos de la retoma del Palacio de Justicia, la Juez Cristina Trejos Salazar del Juzgado 51 Penal del Circuito de Bogotá, dicto sentencia absolutoria. Destaca la Juez en el fallo, que no existe duda en la existencia de las personas desaparecidas, sino en el nivel de participación de los militares retirados.
Autoridades indígenas del Resguardo Santa Lucía de Mesetas - Meta- denunció la ejecución extrajudicial de un aborigen a manos de tropas del Ejército Nacional "Preocupa a nuestra comunidad la forma en que las fuerzas militares se extralimitan en sus funciones y acciones, violando nuestra carta política y los tratados internacionales suscritos por el estado Colombiano." afirma el gobernador del Resguardo HIPÓLITO YANDI CAMPO. Y agrega: "El asesinato de nuestro compañero llena de mucha preocupación y tristeza a la comunidad indígena y campesina en general del cabildo de Villa Lucia, ya que nuestro compañero era una persona honrada, honesta y trabajadora, cumplidor de sus deberes, humilde, sin antecedentes judiciales, perteneciente a una comunidad cristiana, esposo de la señora EDIHT BENITES BECOCHE identificada con C.C No 1.105.870.484 expedida en el municipio de Roncesvalles (Tolima), de este hogar quedan 2 hijos, entre ellos una bebe de 16 meses de nacida"
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Por: Dhcolombia
Lunes 27 de julio de 2009, por
Bogotá, julio 22 de 2009
Señor General
OSCAR NARANJO
Director General de la Policía Nacional
Ciudad
De toda consideración.
Acogiéndome al Derecho Constitucional de Petición, consagrado en el Artículo 23 de la Constitución Nacional y en los artículos 5 y siguientes del Código Contencioso Administrativo, me permito formularle algunas peticiones referidas a derechos básicos de un grupo de personas, vinculadas entre sí por lazos familiares, que habitan en el sitio llamado “La Virgen de la Roca”, en el área urbana de Facatativa, Cundinamarca, quienes se han visto sometidas en los últimos meses a múltiples agresiones y cuyas vidas, integridad y derechos fundamentales se encuentran hoy en alto riesgo.
Los hechos más recientes que me mueven a formular peticiones en su favor, son los siguientes:
El pasado 8 de mayo (2009), hacia las 23.30 horas, un helicóptero de la Fuerza Aérea que había estado sobrevolando la zona a muy baja altura, se acercó al conjunto de humildes viviendas emplazadas en la colina de La Virgen de la Roca y dejó caer un artefacto luminoso que provocó inmediatamente el incendio de varias de las viviendas, construidas en gran parte con plásticos y cartones. Allí murieron calcinadas las niñas KAREN TATIANA RODRÍGUEZ CASTAÑEDA, de 7 años, y CINDY LORENA CÁRDENAS CASTAÑEDA, de 16 años. A pesar de que una persona voluntaria auxiliar del Cuerpo de Bomberos de la ciudad, pudo apreciar un envase de metal con la identificación de la Fuerza Aérea que al parecer recubría el material comburente que lanzó el helicóptero, sin embargo la Policía acordonó el sitio, removió rápidamente los escombros e hizo desaparecer las pruebas. Mientras la Fuerza Aérea ha dado hasta ahora tres versiones contradictorias acerca de los sobrevuelos del helicóptero, la otra hipótesis lanzada por algunos funcionarios, según la cual, se habría producido un corto circuito que habría causado el incendio, no tiene sustento alguno, toda vez que en la zona no había corriente eléctrica a esas horas. Además, las víctimas percibieron la extremada cercanía del helicóptero a las ramas de los árboles que los rodean y sintieron su insistencia agresiva en enfocarse sobre las viviendas.
Se dice que la Administración municipal y la Policía Nacional han manifestado, desde hace tiempo, interés en apoderarse de ese terreno para realizar planes de control urbano. Tratándose de una propiedad sobre la cual el clan familiar que habita allí ha ejercido una posesión de más de 40 años, una institución respetuosa de la ley debería atenerse a procedimientos legales y no intentar expulsar a los legítimos poseedores mediante métodos no sólo ilegales sino criminales y terroríficos. El trato que la Policía Nacional le ha dado a estos humildes pobladores, según todos los testimonios, ha sido inhumano. En numerosas ocasiones han practicado allanamientos ilegales, sin orden judicial alguna, en los cuales obligan a todas las personas a desnudarse. En medio de expresiones soeces las han presionado para que se vayan de allí y han difundido en la población del entorno la versión de que ellos son delincuentes y promotores de vicios.
Dicha estigmatización sólo tiene como fundamento el hecho de que se trata de familias de recicladores que han vivido en una gran pobreza. Todo muestra que para la Policía y la Administración de la ciudad, la pobreza es un “delito”, y que quienes viven en ella, en lugar de ser titulares de los derechos consagrados en el Artículo 13 de la Constitución Nacional: “El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancias de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan”, son más bien sujetos cuya condición incita a las autoridades a desconocer su dignidad humana y sus derechos.
Cuando las madres de las niñas calcinadas se han acercado a la Policía y a la Fiscalía a colocar las denuncias por el crimen que privó de la vida a sus hijas, han sido maltratadas por los miembros de la Policía y de la Fiscalía. El Fiscal José Neftalí Méndez Gómez se enfureció porque se acusaba a una institución del Estado de estar implicada en el crimen y se refirió a las víctimas en los términos más soeces y ofensivos; incluso llegó a decir que denunciar al Estado era “un delito”. El Personero, Néstor Iván Cifuentes Arias, también llegó a quejarse de que le pidieran ocuparse de la defensa de los derechos humanos de esas pobres familias y le gritó a defensores de derechos humanos que acompañaban a las víctimas, que no quería verlos en su despacho. Los mismos funcionarios de la Alcaldía han utilizado lenguajes violentos e irrespetuosos para tratar de obligar a las familias a que se alejen del sitio; para impedir que reconstruyan las ruinas de sus humildes viviendas y para convencerlas de que rechacen toda ayuda de organizaciones sociales o de derechos humanos.
Algo más preocupante aún es que, después de los terribles hechos del 8 de mayo pasado, se han sucedido ocho agresiones contra integrantes de dicha comunidad o acompañantes de la misma, unas por parte de “civiles” que ocultan su identidad, otras por parte de miembros de la Policía, pero todas convergentes en un mismo discurso y argumentos:
Todo muestra, General Naranjo, que no estamos aquí ante hechos fortuitos o aislados. Un mismo discurso, en el que se revela la intencionalidad de expulsar a estas pobres familias de su posesión de 40 años, para que el Gobierno y la Policía puedan realizar sus planes sobre dicho terreno, es el elemento que articula unos hechos con otros y explica muy claramente su conexidad y unidad estratégica, al mismo tiempo que revela la articulación de la acción militar y policial abierta y la encubierta o paramilitar.
Causa indignación, General Naranjo, que a estas familias se las trate con métodos terroristas, para lograr objetivos inconfesables pero que se adivinan en la lógica misma de la estrategia, solamente por ser pobres. Seguramente que si la Policía o la Administración municipal estuvieran interesadas en la propiedad de una familia adinerada o de poder político, no acudirían a tan perversos y criminales desempeños, sino que utilizarían métodos legales.
No sale uno del estupor, General Naranjo, al comprobar que todo un Comandante de Distrito de la Policía, como es el Mayor Iván Infante Pinzón, se atreva a ponerle plazo a la vida de un joven profesional como Yeison Cajamarca, profiriendo una sentencia de muerte tan explícita contra él, como si la institución de la Policía no estuviera prevista en nuestra Constitución justamente para lo contrario: proteger la vida, la dignidad y los derechos de los ciudadanos. ¿No cree, General Naranjo, que permitir la permanencia del Mayor Infante en la institución equivale a mantener en alto riesgo a la población de Facatativa?
Luego de haber analizado esta tragedia en repetidas ocasiones con las mismas víctimas y atendiendo su petición de acompañarlas en calidad de defensor de derechos humanos, pero más aún en fuerza de mi ministerio religioso que me impone la urgencia de promoción de la justicia como exigencia absoluta del servicio de la fe cristiana, me acojo al Derecho Constitucional de Petición para solicitarle encarecidamente, Señor General, que cese la persecución contra estas humildes familias que habitan en la colina de La Virgen de la Roca en Facatativa y que sus derechos y su dignidad humana sean en adelante respetados por los miembros de la Policía. Que cesen los allanamientos ilegales; las afrentas y amenazas a que han venido siendo sometidas, por uniformados o civiles que revelan una misma intencionalidad coordinada; que el Mayor Infante y quienes comparten sus métodos absolutamente inconstitucionales y criminales de destruir las vidas humanas de quienes no comparten su visión de la sociedad, sean retirados inmediatamente de la institución; que cese el trato degradante, amenazante e inhumano que se les ha venido dando a estas familias y que en adelante sean respetados sus derechos a la vida, a la integridad, a la vivienda, al trabajo, a la intimidad, a la movilidad, a la justicia, al buen nombre y a la dignidad.
Le agradezco de antemano las medidas concretas que pueda tomar para el cese de esta persecución y le ruego comunicármelas, dentro de los términos legales, a la siguiente dirección: carrera 5 No. 33-A-08, Bogotá, D. C., Tel: 2456181.
Atentamente,
Javier Giraldo Moreno, S. J.
Dirección: carrera 5 No. 33-A-08, Bogotá, D. C., tel: 2456181
FOS-Colombia
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